A las 12’50 empezaba un entrenamiento intenso y a pesar de que la previsión era de lluvia y frío, hemos tenido una jornada de sol, emociones, con vistas a la sierra con todavía neveros de invierno y la primavera a punto de llegar.
Hoy hemos tenido un nuevo baño de gloria contra CRC Pozuelo, aunque esperamos que eso no haga que nuestros chicos se crezcan demasiado. La humildad y el ánimo deben seguir como hasta ahora, y sobre todo el buen rollo dentro y fuera del campo, que les hace ser una unidad. Ha sido atrevimiento, verdad y beso. Desde el minuto uno nos hemos atrevido, hemos desafiado y hemos entrado continuamente en su territorio, y no lo digo en sentido figurado, a menos de 5 minutos de iniciarse el partido Alex ha hecho el primer ensayo, inaugurando un marcador que no ha parado de sumar a nuestro favor, participado por varios de nuestros jugadores que hoy probaban nuevas posiciones, no muy de su agrado en algunos casos, pero han demostrado que pueden adaptarse y jugar bien, creciendo cada día más como equipo y como unidad. Juan Fernández se estrenaba en una de las alas y ha hecho un buen papel, escapando de la defensa del CRC en varias ocasiones y compenetrándose con Alex para hacer buenos pases, al tiempo que se consolidan los primeras Willy y Javi y los segundas Gabi y Jupata y los hermanos Jan en el ala y Martín de zaguero.
Aunque en un par de ocasiones nuestra defensa se ha relajado, hemos dicho la verdad de lo que teníamos dentro y hemos besado palos, ensayando hasta cerrar marcador, incluso antes de que terminara el primer tiempo. Una pena que a pesar de haber mostrado algunas buenas jugadas y haber luchado, el CRC no haya podido recuperarse. Mostraban un gran cansancio, lo que nos ha permitido ver algunos ensayos en los que incluso dejaban de intentar alcanzar a nuestro corredor. El marcador ha sido abultado, con ensayos de Hugo, Álex, Marcos y Pedro, excelentes bisagras de Covadonga con Pedro y Hugo.
Afortunadamente el tercer tiempo empezó antes de lo previsto y como siempre, ha sido difícil arrancar a los chicos, sobre todo viendo cómo disfrutan todos juntos. Esta vez no habría sido posible obligar a nadie a pasar por las duchas, a pesar del calor, porque los estómagos ya rugían. Ha sido un gusto ver cómo miembros del equipo se aseguraban de que todo el mundo se sintiera cómodo y unido. Han demostrado el verdadero espíritu de un equipo.