Lo soez no sólo llama a otras categorías de violencia sino que es agresividad intrínsecamente.
En un occidente que vive bajo el imperio de la televisión no es fácil rebelarse ante esto si ya te has creído que formas parte de una minoría, lo cual no es cierto, y sin embargo es lo que hace que te estés acomplejando. No te lo creas.
Te puedes rebelar y usar tu libertad de expresión para pedir respeto y reivindicar que lo más amistoso, por cómodo, no es lo soez, sino que es lo menos inteligente para las buenas relaciones, pero nada más.
Igual que hemos alzado la voz para pedir menos aditivos en la comida, debemos pedir menos expresión violenta en la comunicación y habrá menos violencia en las relaciones personales y de grupo.
Además, ante un menor, pueden suponerse constitutivas de delito.
La hipercrítica con los demás y escasa crítica con uno mismo, que destruye hoy en día tantas relaciones, tiene en la aceptación de lo soez a un gran aliado para la disolución de vínculos. Por lo que lo soez debe ser declarado en contra de lo amistoso. Hoy cada vez más se oye que los grupos duran menos y quisieramos ayudar a curar esto.
Pues bien, es sencillo darse cuenta que es muy fácil salir perfeccionista en criticar y laxo en mejorar uno mismo.
Y ésto pasa cuando dejas de esforzarte en que tus palabras sean agradables y respetuosas para los demás, porque si no te esfuerzas en esto por qué te vas a esforzar luego en ser acertado en tus juicios y críticas, lo más probable es que tu esfuerzo al enjuiciar sea como el esfuerzo que gastas en que tus expresiones dejen de ser molestas o hirientes, el mismo esfuerzo que gastas en ser soez lo gastas luego en no poder corregirte y en mandar a paseo a quien te recuerde que debes hacerlo.
Ánimo, la cosa empieza dentro, arréglate por dentro y tendrás éxito fuera, porque siempre hay y habrá quien también se ha esforzado y por tanto quien te lo valore. Además no hace falta decirlo el rugby es elegante en muchos sitios. Hagámoslo. Es la primera batalla real. Si la ganamos seguimos sumando.